El bruxismo se define como un trastorno caracterizado por la alteración de los movimientos bucales normales, acompañado por otros no funcionales que conllevan apretar y/o rechinar los dientes y contracturas de uno o más grupos musculares que participan en la masticación.

Este rechinamiento involuntario, inducido, puede provocar un dolor en los músculos del oído, en el cuello, y en la mandíbula; y no es extraño que ocasione cefalea tensional. Además, ocasiona desgaste dentario y sangrado en las encías. También hay pacientes que perciben el problema como un trastorno estético y su preocupación se debe más a la forma más cuadrada que presenta la cara.

El bruxismo puede ser de origen espontáneo (primario) o asociado a otras enfermedades (secundario)

• El bruxismo primario suele no estar relacionado a una causa definida ni obedece a otros problemas médicos. Se debe en la mayoría de casos a la tensión y el estrés.
• Hablamos de bruxismo secundario cuando se puede diagnosticar un origen concreto o está asociado a otras enfermedades, principalmente neurológicas (epilepsia, enfermedad de Parkinson, etc.).

¿Cómo tratarlo?

Estos problemas tienen solución gracias a la toxina Botulinica tipo A, el medico después de una exploración minuciosa de los músculos maseteros, analizando los puntos de máxima tensión en la zona facial aplicara una pequeña dosis de Toxina en el área de tensión, el cual tendrá como resultado un bienestar mandibular de entre seis y doce meses, pasado este periodo se recomienda realizar sesión cada que sea necesario.